Por razones evidentes de distribución, los pumapardos no se producen nunca en la naturaleza, y son raros incluso en cautividad. Los primeros ejemplares se obtuvieron durante los experimentos de cruces entre félidos que se pusieron de moda a finales del siglo XIX en los zoológicos de varias ciudades europeas, durante los cuales se obtuvieron muchos otros híbridos felinos, como el ligre, el tigón, el leguar y el leopón. El caso concreto de los pumapardos tiene origen alemán, en los zoológicos de Hamburgo y Berlín.
En la actualidad no existen pumapardos vivos, aunque se conservan varios ejemplares disecados, y pueden volver a nacer con el cruce de félidos.
Llegan a medir hasta 4 metros de longitud, y pueden pesar hasta media tonelada ( 500 kg de felino, casi nada!!! ). Lo curioso, es que aunque la longitud sea desmesurada, sus patas y su cola no crecen, y esto les da una apariencia más robusta, realmente parecen un poco gordos. Crecen y crecen hasta que su enorme peso les impide caminar. Los machos también tienen melena.
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